sábado, 8 de marzo de 2014


¿Cómo estoy?

Hace unos días ya que cortamos, y quiero contarte que me han pasado cosas  cuyo adjetivo debería de ser sicodélico; mis amigas gordas me tienen lastima, Manuela y yo, no andamos en muy buenos términos, y estoy pensando en comprar un gato, por que aparentemente ese es mi destino, ser la señora gorda de los gatos.

Para mi familia nuestra ruptura representa un mal peor que haberme salido de la universidad, o que haber matado a alguien; a los que me rodean los incomodó, y a las sociallités  de Duraznos les provoco miedo. ¿Qué te digo?, yo estoy bien, pero aparentemente cortar es una enfermedad contagiosa que mis amigos piensan que se cura con yaguer ( como si eso fuera jarabe…).  El otro día, en una tienda, me encontré a una señora que no veía hace mucho tiempo, me preguntó cómo estaba, le respondí que bien, que me habían ascendido en el trabajo , que tenia cáncer y que tú y yo habíamos terminado; sólo con decirte que mi mentira sobre el cáncer le valió verga, y puso unos ojos de perro triste cuando dijo: ¿ Y por qué cortaste? , basta para que entiendas mi situación. Lo peor es cuando alguien  empieza con el rollo de “ No te preocupes, hay muchos peses en el mar”, en ese momento cierro mis ojos y sólo pienso: Creo que si me importaran los peses que hay en el mar, cuando se refiere a buscar una pareja, mi problema sería otro (más bien de orden patológico) y podría concebirse como algo mucho más grabe de lo que tengo; pero no digo nada, me evito la pena de responder a afirmaciones tan estúpidas, suficiente tengo con  haber cortado, para estar dedicando mi tiempo a combatir el analfabetismo mexicano.

Lo peor es entrar a twitter- por no decir Facebook- ese pinche pajarito que,  en vez de cacarear, me recuerda todo el tiempo que sigues existiendo, que sigues vivo, aunque yo ya no te puedo ver, y aunque te valgo madres; a ti,  te  parecen brillantes las líneas que twittea una vieja, cuya  foto de perfil es más bien la foto de perfil de sus tetas,  y  estas considerando para cogerse; mientras yo y Manuela seguimos en el peor altercado de nuestra larga relación.   Ya se que se acabo, pero ese pedo de estar separados sólo podía estar bien si teníamos prohibido salir con otras personas. Ayer vi mi celular, y me lleve una tremenda sorpresa cuando noté que me habías escrito, me preguntaste que cómo estaba, y te contesté lo políticamente correcto ( o más bien, eso que quería que creyeras), cada vez que lo pienso, me da risa imaginar qué harías si te cuento la verdad.